miércoles, 13 de junio de 2012

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Inseminación artificial: en qué consiste y cuándo es conveniente

La primera técnica de fecundación asistida todavía se utiliza a menudo por su eficacia y porque sus costes relativos son asequibles
  • Autor: Por CRISTIAN VÁZQUEZ
  • Fecha de publicación: 22 de diciembre de 2011
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- Imagen: Wikimedia -
La inseminación artificial (IA) es una técnica simple y la primera alternativa para las mujeres que tienen dificultades para quedarse embarazadas de manera natural. Es, por lo tanto, el método de fertilización asistida más utilizado. Consiste en depositar el semen del hombre en el tracto reproductor femenino, en general en el interior de la cavidad uterina, para ayudar a que el óvulo y los espermatozoides se junten y logren la fecundación.
Desde el momento de su implantación y popularización en la década de los años setenta del siglo pasado, la inseminación artificial representó un procedimiento de fertilidad revolucionario. Abrió puertas para innumerables parejas que hasta ese momento veían el embarazo como una posibilidad casi remota. Fue el primer paso de un camino que -por medio de técnicas más complejas como la fecundación in vitro, la microinyección espermática y el implante de ovocitos donados- todavía avanza para permitir que casi todo el mundo pueda tener hijos.
La primera técnica de IA utilizada de manera masiva fue la llamada intracervical, que consiste en introducir los espermatozoides en el cuello del útero. Si bien este método en general resulta exitoso, en la actualidad, el más empleado es el de la inseminación intrauterina, más eficaz y un poco más costoso, aunque mucho más barato (unos 600 euros por cada ciclo) que los procesos de fecundación in vitro, a los cuales es necesario acudir cuando la IA no da resultado.

¿Cuándo se recomienda la inseminación artificial?

La inseminación intrauterina es idónea cuando los espermatozoides tienen dificultades para atravesar el cuello uterino, lo cual puede ocurrir por alteraciones en la calidad del semen o del moco cervical, o bien por incompatibilidad entre este último y las gametas masculinas. También es un proceso adecuado ante otros problemas como anovulación, alteraciones ovulatorias, endometriosis leve, factor tubario corregido, esterilidad sin causa aparente, alergia al esperma y baja cantidad o motilidad de los espermatozoides, es decir, en los casos en que, por sí mismos, los espermatozoides no puedan recorrer la distancia hasta la trompa de Falopio, donde espera el óvulo.
No obstante, para que la inseminación artificial tenga éxito, se deben cumplir dos condiciones:
  • Al menos una de las trompas de Falopio debe ser permeable. Para comprobarlo, se debe realizar una histerosalpingografía, que consiste en una radiografía del cuello del útero, de la cavidad uterina y de las trompas de Falopio.
  • El semen del varón debe cumplir unos parámetros seminales mínimos. En general, se considera que la concentración de espermatozoides móviles tras su preparación en el laboratorio debe ser superior a 3 millones; así lo establece, entre otros, el IVI (Instituto Valenciano de Infertilidad), una de las instituciones de referencia dedicada a los tratamientos de reproducción. Por su parte, el doctor Isidoro Bruna, jefe de la Unidad de Medicina de la Reproducción del Hospital Universitario Montepríncipe de Madrid, señala a cinco millones de espermatozoides móviles como valor mínimo aconsejable.

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